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un té

 Me he despertado a las cinco de la mañana. De pronto mi vida. Enmienda a la totalidad. Insoportable, me he tenido que levantar. La noche. Solo la noche afuera.


No lo sabía en ese momento pero esa iba a ser la pauta del resto del día.

En el trabajo y fuera del trabajo.

Solo estar solo. Pero no he podido.

Qué molestia tan íntima los otros. Todos. Con solo su existencia.

No tienen la culpa. Nadie. Es solo la terrible certeza de pertenecer a otro sitio. De no tener nada que ver con todo esto.

Nada de lo que quería hacer o no hacer. Nada. Ni tomar un té. Un pequeño ritual de cada tarde.

Solo quería descansar.

Supongo que al final en eso consistía todo esto. En jamás poder hacer lo que de verdad querrías hacer. Ser lo que de verdad eres.

Una mera imposibilidad prolongada a lo largo del tiempo.










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