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los barrotes y los huecos entre los barrotes

 




No sé qué quería hacer, o pensado, pero no lo he hecho.

Trabajo y casa. Tele. Rutina. La rutina es buena. Cuando te acostumbras. Eowyn no soy yo, o ya no. Su sufrimiento yo ya lo pasé. Yo ya me acostumbré a los barrotes.

No es malo. Cuando te acostumbras. Al final vives en otro lado. Y ya está. La mente es mágica en ese aspecto.

Ommadawn de Oldfield. En el youtube. Viejos discos que nunca tuve, o sí, ya no me acuerdo. Por fin cambié de compañía de teléfono. Ahora puedo gastar datos infinitos.

Ommadawn, palabro, puede significar loco en gaélico. O idiota. Ambas correctas para mí.

Por el whastsapp mandan un vídeo con un tipo hablando del ikigai y el ichigo-ichie. Qué mono. Japón y la sabiduría japonesa.

La tele. Las tardes en la tele. Hasta que se va la luz del sol. Los docus de la 2 y las joyas sobre ruedas y los american pickers y las recetas de Julie. La dulce Francia con sus granjas con chimenea y gente que parece feliz. Y las comidas y cenas confortables y cálidas. Refinamiento rural. Hoy, comida de año nuevo…

Y luego Jara y sedal, dos hermanos, mecánicos, salen del taller y van a pescar bogas al Alberche. Una rana se estira bajo el agua. Es primavera. “Qué bonito” digo en voz alta sin darme cuenta. Y en internet mis canales de youtube y mis mapas de Tir nan Dill. Y mis gigas infinitos.

Y miro en Noja, google maps, dónde he visto u oído, sobre todo oído, al cárabo. O los cárabos. y lo comparto en el grupo de whassapp de anillamiento.

Los barrotes y los huecos entre los barrotes. La simetría de la soledad.

Quizá ya no pueda vivir de otra manera. Eso me da un poco de miedito. Sí.

Brooks was here.

Ahora música de Thomas Newman. Parece que todo está aquí, o ahí, en internet. Absolutamente todo.

Y lo que no está lo imagino. De hecho creo que imagino el 99% del mundo que habito. Como cuando de niño seguía jugando con los cliks después de irme a la cama, sin tenerlos presentes físicamente. Con los ojos cerrados, viendo en mi mente a cada uno de ellos. Con su barco pirata, sus caballos, espadas, trabucos, todo.

Y el mar, la hierba, tan verde, la playa. Tir nan Dill.

Hacer la cena en silencio. Tocar la flauta india de madera al son de la música que escucho hasta que se me enfría la cena.

Bartleby. Sobre todo eso. Mirar en soledad la soledad, la noche en el silencio del toque de queda. Y ya. No estoy. No soy.










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