diluvio
Atardece. La
hora de la tarde larga y breve como las pestañas de los niños.
Ayer volví
de Noja. Blablacar.
Corzos que
levantan la cabeza del sembrado. Chame en mi pensamiento, en mi corazón.
Esta tarde
diluvió. Las nubes han caído completas. Entre truenos y relámpagos.
Creo que
nunca había visto tanta agua correr calle abajo.
Aún queda el
fulgor en el cielo, el eco de los truenos lejanos. Granizo en los recovecos que
no pisa la gente.
Me gustaría
abandonarme a las grandes cosas. Con relámpagos y lluvia. Olvidarme de mí,
pequeño agobio cotidiano. No pensar. Dejar que el amor eterno brote de mi alma,
caer con las nubes.
Completamente.
Vuelve a
llover. Miro.
Solo mirar.
Levantar la mirada de mí mismo y verme.
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