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nueces rancias



Creo que nunca me han sabido tan ricas unas nueces rancias. Eran para echarlas a los pájaros o sagutxus pero al final me ha entrado hambre y me he comido unas cuantas.

Junto al río las cosas se ven de otra, manera. El pan duro flota corriente abajo. El palo de Ramos que cogí en la iglesia se ha hundido mientras descendía corriente abajo. Qué curioso.

Ritos y ceremonias. Solo para mí.

Esta mañana he comenzado a caminar sin saber muy bien  a dónde ir. Como en borrador. Por el camino Antonino. Garray y vuelta por la senda del Duero. Las veces que habré estado aquí pescando. Justo en este mismo sitio. Con mi padre, con mi hermano. Es un lugar realmente hermoso. Por lo que es, por lo que significa. Camino solo por el campo para amar. Sin restricciones, sin palabras.

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Vuelvo a casa con una escarola bajo el brazo. Cuatro cosas tenía que mirar en el súper y se me olvida una.

Escucho música.

La perrita, vieja, que se acercó mientras escribía junto al  río ¿se llamaba Sara? Estaba toda mojada. A Chm le hubiese gustado mucho.

No conozco el nombre de las plantas en su mayoría. Me importa cada vez menos. Los nombres. Las palabras. Lo olvido todo.

Qué lunaza. A las diez y aún hay luz. Del sol y la luna.

Charlando con Cmpl de esto y lo otro. Bien. Pero no sé.

Pienso en el bosque, en la montaña.

En la luna. Nadie puede saciar este deseo absurdo de estar solo y lejos.

Siento que he completado un periplo. El círculo completo. Maru. Barquitos de papel. El FB me trae recuerdos esta mañana.

Aquí estoy en Soria, con mis amigos, mi hermanos, sin Chm, sin proyecto vital, ni de ninguna clase.

En la Dehesa han puesto bombillas de colores para las fiestas. Qué bonitas.







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