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dibujando alondras



Dibujando alondras, dibujando alondras malamente.

En un día sin prologo.

En una tarde con el sol tendido más allá del día.


Al móvil llegan las fotos de la estación de anillamiento. Qué lejos… ni el pájaro más incansable llegaría aquí ahora, nada.
En las bolsas de basura papeles y recortes de papeles. Mondas de patatas, de  cebollas.  Qué naufragio.

Ni siquiera sé en qué mar estoy.

No sé cuántas alondras de Dupont, o Ricotí, quedan en los llanos de Barahona. No sé a cuánta gente le importará.
El cielo es hoy tan azul que cuesta apartar la mirada.

Hay cierta elegancia trágica en desaparecer al margen de todas las miradas. Sin que nadie se entere. Sin dejar de cantar. En soledad total. Remontando el aire en un cielo tan azul.

Desparecer para siempre en una isla solitaria, como un alma, rodeado de un océano ilimitado.
Más fotos de pájaros. Voy a tener que silenciar el grupo. A la alondra. Debe hacer buen día allí.
Nunca pensé que acabaría aquí.
Es paradójico. Aquí. Y sin nada más.


Pensando en alondras que vuelan hacia quién sabe dónde. Hasta Dios sabe cuándo. Con la alegre inconsciencia de la alondra de Dupont.















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